Profesora de la asignatura

Mº Consolación Allue Villanueva

viernes, 22 de febrero de 2013

Introducción a la asignatura

A día de hoy y como modo de introducción, hemos dedicado el tiempo a responder a unas cuantas preguntas iniciales acerca de la literatura. A continuación expongo un “resumen” de algunas de las cuestiones tratadas:
  • Algunas de las preguntas planteadas han sido: 

¿Para qué nos ha servido la literatura?


-          Para aprender a aprender con la literatura. Para mantenerla a lo largo de la vida. Si pensamos en cuál es la función de la escuela, hoy en día se habla fundamentalmente se tiene que aprender a aprender. El maestro es el que enseña a aprender y a partir de ahí los alumnos seguirán aprendiendo toda su vida porque la sociedad actual nos exige y propicia eso (que no está tampoco mal pensar que el aprendizaje de uno, su proceso formativo, acaba a los 25 años sino que sigue siempre). La literatura puede ser algo que nos acompañe toda la vida.
-          Para ser creadores de literatura. Esto es algo que no debemos perderlo de vista, ya que dentro de lo que tiene que ver con todo el mundo de lo literario también entra la expresión de lo literario, el nosotros como lectores (porque lectores también se hacen escribiendo).
-          Si hablamos que el arte puede servirnos como provocación, la literatura también. Cuando se ha hablado del elemento estético de la literatura, normalmente se ha vinculado a la idea de, la belleza, de lo bonito, de lo artístico. Sin embargo, el arte, la idea de la estética no tiene porque ser siempre la estética de lo bello: pueden haber muchos otros puntos de vista (uno de ellos, por ejemplo, es el hiperrealismo). 
Escultura hiperrealista de Ron Mueck
      Uno de los objetivos que persigue es llamar la atención y que el arte sea una provocación. Podemos pensar en cuáles son las historias con las que están en contacto los alumnos, y lo más cercano a la literatura que vemos que está en constante contacto con los niños son los dibujos animados y el cine. 
     Unos ejemplos muy claros pueden ser Bob Esponja o las Monster High, ya que se salen de los cánones claramente. Si las referencias de lo que tiene los alumnos como narración, etc. son esas no podemos estar pensando en contarles cuentos de hadas.
-          Lo anterior está relacionado con que si ha habido un avance en los referentes que los niños toman, también es lógico pensar que habrá habido un cambio en las expectativas que poseen a cerca de la literatura. No podemos quedarnos en lo que se hacía hace 50 años, sino que también debemos estar al día con lo que ofrecemos. Además cuesta mucho más que se mueva el canon literario que que se mueva el canon de cine (por ejemplo). En este sentido, la literatura los puede servir para hacer lectores en caso de que sepamos evitar ese gran salto que en ocasiones se da entre las pantallas y las páginas de un libro. Por ello nos sirve para que no vean la literatura como algo antiguo.

¿Qué leemos?
-          En primer lugar y antes que nada debemos tener en cuenta que tenemos que ser conscientes de nosotros mismos: si no nos gusta leer, vale, pero no debemos transmitir eso a nuestros alumnos.
-          Asimismo, si nos gusta leer también podemos utilizar eso a nuestro favor, ya que si los niños ven que nos gusta leer y buscamos tiempo para hacerlo en clase incitaremos a que se les “contagie” también ese gusto nuestro.
    En mi caso, los libros hacia los que más me inclino son las novelas de tipo aventura o históricas. Fue el caso de uno de los últimos libros que leí, llamado "El abuelo que saltó por la ventana y se largó" que trata sobre la vida de un ahora anciano de 100 años que decide escaparse del asilo. Mientras tanto nos cuenta cómo fue su extravagante vida plagada de anécdotas llenas de pequeños guiños a personajes históricos. 

   También me interesa leer novelas que, aunque sean narrativas, tengan un trasfondo científico o social, como "Los niños de Darwin", en la que se analizan las consecuencias políticas y sociales que tiene la aparición de una nueva especie humana, fruto de la evolución.

     No voy a comentar todos los géneros que los compañeros han comentado, pero si voy a resaltar el comentario de una compañera de clase acerca de lectura divergente.  Ella ha mencionado que lee cosas que chocan con sus ideales. Creo que esto es reseñable, ya que también es importante enseñar a abrir la mente.
     
      Además, podemos saber qué puede llegar a gustar entre nuestros niños y qué no fijándonos en lo qué no llevaríamos al aula por diversas razones a partir de lo qué no nos gustó a nosotros cuando éramos críos. Esto está relacionado con la siguiente pregunta.

¿Qué leímos (y cómo leímos)? 
¿Qué nos gustó y qué no nos gustó? 
       Como hemos dicho, al reflexionar acerca de aquellos cuentos o libros que a nosotros nos gustaron de pequeños, podemos predecir qué será lo que tenga éxito entre nuestros alumnos.
En esta pregunta hemos visto cuales fueron aquellas prácticas que no nos gustaron (o que sí) de cuando éramos niños.

-      En mi caso, cuando era pequeña leíamos 6 libros por semestre (3 en euskera y 3 en castellano). Al final acabábamos hasta arriba de libros, porque aunque por separado no eran demasiado largos, 6 libros en un solo semestre llevaba mucho trabajo (especialmente para una niña). Sin embargo había algo que si me gustaba, y era que podíamos elegir al menos un libro de los tres en castellano y otro de los tres en euskera, el que quisiésemos, para leer. Eso nos daba un motivo para leer.
-          De todas maneras, si bien me encantaba leer, había algo de la lectura en el aula que realmente aborrecía: los resúmenes tras terminar los libros. Siempre teníamos que rellenar una ficha de cada libro y resultaba absolutamente tedioso. Solo por eso no merecía la pena leer más libros de los asignados (nos ponían positivos por cada otro libro que leyésemos).
-          En mi opinión, creo que había otras opciones para controlar si realmente se leían los libros mucho mejores que las de los resúmenes y fichas. Podíamos haber hecho dibujos de las escenas que más nos gustaran, o crear un “choco” en el aula en el que juntarnos en pequeños grupos de lectura para comentar a los compañeros que libros merecerían la pena leer o no (y por qué), así como escuchar sus opiniones y ampliar la lista de títulos de posibles futuras lecturas, si eran los libros comunes a todos hacer un pequeño teatro de alguna escena o simplemente comentar en clase en voz alta cualquier sección del libro que nos hubiese hecho reflexionar sobre algo importante para nosotros.
Desde mi punto de vista infantil las fichas que nos obligaban a hacer no servía de nada, la única que iba a leer nuestra ficha iba a ser la profesora y no iba a servir para otra cosa que para controlar que leíamos esos tres libros. 

Mariasun Landa
Por otro lado, tengo otro recuerdo de cuando iba a infantil en el que la “irakasle” nos contaba cuentos, breves historias (generalmente sobre pájaros u otras cosas a hacia las que los niños se sienten atraídos, como animales del bosque, etc.) a través de imágenes. Al mismo tiempo que nos narraba el cuento se apoyaba en recursos visuales a partir de enseñar una serie de diapositivas en las que se veían las distintas escenas de la narración.

Asimismo, en ocasiones también solían venir autores de los que habíamos leído alguna obra (como Mariasun Landa) así como ilustradores de los libros.

A todos estos recuerdos tenemos que prestarles importancia, ya que permiten hacernos ver aquellas prácticas que pueden sernos útiles si nos fueron útiles a nosotros o también aquellas que deberíamos descartarlas inmediatamente si nos resultaron aburridas o nos parecían absolutamente inútiles y sin sentido:

o   Todos nosotros tuvimos la oportunidad de experimentar en clase las lecturas en las aulas de manera grupal (en voz alta) y de manera individual (en silencio). En ocasiones creamos un rechazo a la lectura debido a “traumas” o más bien malas experiencias que pudiésemos haber tenido de niños. Uno de ellos puede ser la lectura en voz alta. Ésta es importante para practicar con la entonación, por ejemplo. Sin embargo algo que muchos maestros han hecho es mandar a leer sistemáticamente a aquellas personas que presentan más dificultades en hacerlo con la creencia que a fuerza de practicar conseguirán que mejoren. A pesar de ello, lo único que logran es que acaben odiando leer ya que, en muchas ocasiones, se pondrán nerviosos, leerán peor de lo que pueden y sus compañeros probablemente se reirán de ellos,  con lo que es muy posible que desarrollen una animadversión por la lectura y los libros. El problema de esto no radica en la lectura en voz alta, sino en cómo gestionamos el leer en voz alta. El maestro debe ser capaz de reconducir la situación del aula para que todos avancen (el respeto por los compañeros, el no reírnos).
o   Otra idea importante es la del centro o el aula como abastecedora de libros, proveedora de libros para llevarse a casa. Esto está en relación con la idea de la exposición a la literatura: cuando uno tiene libros a su alcance es más probable que lea. En mi caso, mi centro disponía tanto de estantería dentro del aula, en la que encontrábamos libros correspondientes al nivel de lectura al que se suponía que teníamos que estar (haciendo que los niños que iban más atrasados se sintiesen realmente mal debido a que no encontraban lecturas adecuadas a su nivel) como de bibliotecas. No obstante nuestra biblioteca pocas veces fue utilizada como lugar de lectura, sino más bien como lugar de reunión cuando venía algún autor o como aula de reserva a la que acudir si, por algún motivo, no quedaba ninguna otra clase disponible.
La escuela debería ofrecer medios así como ambientes apropiados para la lectura.
o   Dejar tiempo explícito concreto para leer en clase, así como espacios apropiados (como chocos) es otra de las actividades a tener en cuenta si queremos fomentar la lectura. De la misma forma, manejar el periódico en el aula, leerlo y trabajarlo entre todos, hace que se le pierda el miedo y en el futuro lean algo más que la sección de deportes.
o   En relación al aspecto antes mencionado de hacer resúmenes o fichas sobre los libros después de haber sido leídos, es preferible hacer una reelaboración antes que un resumen. Esto ofrece la capacidad de elaborar una crítica, crear nuevas opiniones… no solamente repetir.
o   El teatro y la poesía dan también mucho juego en las aulas, y no solamente en la lengua castellana, sino también en otras lenguas. 
o   En definitiva, tener en cuenta que si queremos que lleguen a adquirir el hábito lector, debemos hacer que disfruten leyendo, que lean por el placer de leer, porque personalmente la lectura les aporta algo nuevo.

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