A día de hoy y como modo de introducción,
hemos dedicado el tiempo a responder a unas cuantas preguntas iniciales acerca
de la literatura. A continuación expongo un “resumen” de algunas de las cuestiones
tratadas:
- Algunas de las preguntas planteadas han sido:
¿Para qué nos ha servido la
literatura?
-
Para aprender a aprender con la literatura. Para mantenerla a lo largo
de la vida. Si pensamos en cuál es la función de la escuela, hoy en día se
habla fundamentalmente se tiene que aprender a aprender. El maestro es el que
enseña a aprender y a partir de ahí los alumnos seguirán aprendiendo toda su
vida porque la sociedad actual nos exige y propicia eso (que no está tampoco
mal pensar que el aprendizaje de uno, su proceso formativo, acaba a los 25 años
sino que sigue siempre). La literatura puede ser algo que nos acompañe toda la
vida.
-
Para ser creadores de literatura. Esto es algo que no
debemos perderlo de vista, ya que dentro de lo que tiene que ver con todo el
mundo de lo literario también entra la expresión de lo literario, el nosotros
como lectores (porque lectores también se hacen escribiendo).
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Si hablamos que el arte puede servirnos como provocación, la literatura
también. Cuando se ha hablado del elemento estético de la
literatura, normalmente se ha vinculado a la idea de, la belleza, de lo bonito,
de lo artístico. Sin embargo, el arte, la idea de la estética no tiene porque
ser siempre la estética de lo bello: pueden haber muchos otros puntos de vista (uno de ellos, por ejemplo, es el hiperrealismo).
Uno de los
objetivos que persigue es llamar la atención y que el arte sea una provocación.
Podemos pensar en cuáles son las historias con las que están en contacto los
alumnos, y lo más cercano a la literatura que vemos que está en constante
contacto con los niños son los dibujos animados y el cine.
Unos ejemplos muy claros pueden ser Bob Esponja o las Monster High, ya que se salen de los cánones claramente. Si las referencias de lo que tiene los alumnos como narración, etc. son esas no podemos estar pensando en contarles cuentos de hadas.
Escultura hiperrealista de Ron Mueck |
Unos ejemplos muy claros pueden ser Bob Esponja o las Monster High, ya que se salen de los cánones claramente. Si las referencias de lo que tiene los alumnos como narración, etc. son esas no podemos estar pensando en contarles cuentos de hadas.
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Lo anterior está relacionado con que si ha habido un avance en los
referentes que los niños toman, también es lógico pensar que habrá habido un
cambio en las expectativas que poseen a cerca de la literatura. No podemos
quedarnos en lo que se hacía hace 50 años, sino que también debemos estar al
día con lo que ofrecemos. Además cuesta mucho más que se mueva el canon
literario que que se mueva el canon de cine (por ejemplo). En este sentido, la
literatura los puede servir para hacer lectores en caso de que sepamos evitar
ese gran salto que en ocasiones se da entre las pantallas y las páginas de un
libro. Por ello nos sirve para que no vean la literatura como algo antiguo.
¿Qué leemos?
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En primer lugar y antes que nada debemos tener en cuenta que tenemos que
ser conscientes de nosotros mismos: si no nos gusta leer, vale, pero no debemos
transmitir eso a nuestros alumnos.
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Asimismo, si nos gusta leer también podemos utilizar eso a nuestro
favor, ya que si los niños ven que nos gusta leer y buscamos tiempo para
hacerlo en clase incitaremos a que se les “contagie” también ese gusto nuestro.
En mi caso, los libros hacia los que más me inclino son las novelas de
tipo aventura o históricas. Fue el caso de uno de los últimos libros que leí, llamado "El abuelo que saltó por la ventana y se largó" que trata sobre la vida de un ahora anciano de 100 años que decide escaparse del asilo. Mientras tanto nos cuenta cómo fue su extravagante vida plagada de anécdotas llenas de pequeños guiños a personajes históricos.
También me interesa leer novelas que, aunque sean narrativas, tengan un trasfondo científico o social, como "Los niños de Darwin", en la que se analizan las consecuencias políticas y sociales que tiene la aparición de una nueva especie humana, fruto de la evolución.
También me interesa leer novelas que, aunque sean narrativas, tengan un trasfondo científico o social, como "Los niños de Darwin", en la que se analizan las consecuencias políticas y sociales que tiene la aparición de una nueva especie humana, fruto de la evolución.
No voy a comentar todos los géneros que los compañeros han comentado,
pero si voy a resaltar el comentario de una compañera de clase acerca de lectura
divergente. Ella ha mencionado que lee
cosas que chocan con sus ideales. Creo que esto es reseñable, ya que también es
importante enseñar a abrir la mente.
Además, podemos saber qué puede llegar a gustar entre nuestros niños y qué no fijándonos en lo qué no llevaríamos al aula por diversas razones a partir de lo qué no nos gustó a nosotros cuando éramos críos. Esto está relacionado con la siguiente pregunta.
¿Qué leímos (y cómo
leímos)?
¿Qué nos gustó y qué no nos gustó?
Como hemos dicho, al reflexionar acerca de aquellos cuentos o libros que
a nosotros nos gustaron de pequeños, podemos predecir qué será lo que tenga
éxito entre nuestros alumnos.
En esta pregunta hemos visto cuales fueron aquellas prácticas que no nos
gustaron (o que sí) de cuando éramos niños.
- En mi caso, cuando era pequeña leíamos 6 libros por semestre (3 en
euskera y 3 en castellano). Al final acabábamos hasta arriba de libros, porque
aunque por separado no eran demasiado largos, 6 libros en un solo semestre
llevaba mucho trabajo (especialmente para una niña). Sin embargo había algo que
si me gustaba, y era que podíamos elegir al menos un libro de los tres en
castellano y otro de los tres en euskera, el que quisiésemos, para leer. Eso
nos daba un motivo para leer.
-
De todas maneras, si bien me encantaba leer, había algo de la lectura en
el aula que realmente aborrecía: los resúmenes tras terminar los libros.
Siempre teníamos que rellenar una ficha de cada libro y resultaba absolutamente
tedioso. Solo por eso no merecía la pena leer más libros de los asignados (nos
ponían positivos por cada otro libro que leyésemos).
-
En mi opinión, creo que había otras opciones para controlar si realmente
se leían los libros mucho mejores que las de los resúmenes y fichas. Podíamos
haber hecho dibujos de las escenas que más nos gustaran, o crear un “choco” en
el aula en el que juntarnos en pequeños grupos de lectura para comentar a los
compañeros que libros merecerían la pena leer o no (y por qué), así como
escuchar sus opiniones y ampliar la lista de títulos de posibles futuras lecturas,
si eran los libros comunes a todos hacer un pequeño teatro de alguna escena o
simplemente comentar en clase en voz alta cualquier sección del libro que nos
hubiese hecho reflexionar sobre algo importante para nosotros.
Desde mi punto de vista infantil las fichas que nos obligaban a hacer no
servía de nada, la única que iba a leer nuestra ficha iba a ser la profesora y
no iba a servir para otra cosa que para controlar que leíamos esos tres libros.
Mariasun Landa |
Asimismo, en ocasiones también solían venir autores de los que habíamos
leído alguna obra (como Mariasun Landa) así como ilustradores de los libros.
A
todos estos recuerdos tenemos que prestarles importancia, ya que permiten
hacernos ver aquellas prácticas que pueden sernos útiles si nos fueron útiles a
nosotros o también aquellas que deberíamos descartarlas inmediatamente si nos
resultaron aburridas o nos parecían absolutamente inútiles y sin sentido:
o Todos nosotros tuvimos la
oportunidad de experimentar en clase las lecturas en las aulas de manera grupal
(en voz alta) y de manera individual (en silencio). En ocasiones creamos un rechazo
a la lectura debido a “traumas” o más bien malas experiencias que pudiésemos
haber tenido de niños. Uno de ellos puede ser la lectura en voz alta. Ésta es
importante para practicar con la entonación, por ejemplo. Sin embargo algo que
muchos maestros han hecho es mandar a leer sistemáticamente a aquellas personas
que presentan más dificultades en hacerlo con la creencia que a fuerza de
practicar conseguirán que mejoren. A
pesar de ello, lo único que logran es que acaben odiando leer ya que, en
muchas ocasiones, se pondrán nerviosos, leerán peor de lo que pueden y sus compañeros probablemente se reirán de ellos, con lo que es muy posible que desarrollen una animadversión por la lectura y los libros. El problema de esto no radica en la
lectura en voz alta, sino en cómo gestionamos el leer en voz alta. El maestro
debe ser capaz de reconducir la situación del aula para que todos avancen (el
respeto por los compañeros, el no reírnos).
o Otra idea importante es la del
centro o el aula como abastecedora de libros, proveedora de libros para
llevarse a casa. Esto está en relación con la idea de la exposición a la
literatura: cuando uno tiene libros a su alcance es más probable que lea. En mi
caso, mi centro disponía tanto de estantería dentro del aula, en la que encontrábamos
libros correspondientes al nivel de lectura al que se suponía que teníamos que
estar (haciendo que los niños que iban más atrasados se sintiesen realmente mal
debido a que no encontraban lecturas adecuadas a su nivel) como de bibliotecas.
No obstante nuestra biblioteca pocas veces fue utilizada como lugar de lectura,
sino más bien como lugar de reunión cuando venía algún autor o como aula de
reserva a la que acudir si, por algún motivo, no quedaba ninguna otra clase
disponible.
La escuela debería
ofrecer medios así como ambientes apropiados para la lectura.
o Dejar tiempo explícito
concreto para leer en clase, así como espacios apropiados (como chocos) es otra
de las actividades a tener en cuenta si queremos fomentar la lectura. De la
misma forma, manejar el periódico en el aula, leerlo y trabajarlo entre todos, hace
que se le pierda el miedo y en el futuro lean algo más que la sección de
deportes.
o En relación al aspecto antes
mencionado de hacer resúmenes o fichas sobre los libros después de haber sido
leídos, es preferible hacer una reelaboración antes que un resumen. Esto ofrece
la capacidad de elaborar una crítica, crear nuevas opiniones… no solamente
repetir.
o El teatro y la poesía dan también
mucho juego en las aulas, y no solamente en la lengua castellana, sino también
en otras lenguas.
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